Velocidad de una persona andando
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Velocidad de marcha
Este artículo puede ser demasiado técnico para la mayoría de los lectores. Por favor, ayude a mejorarlo para que sea comprensible para los no expertos, sin eliminar los detalles técnicos. (Abril de 2014) (Aprende cómo y cuándo eliminar este mensaje de la plantilla)
La velocidad de marcha preferida es la velocidad a la que los seres humanos o los animales eligen caminar. Muchas personas tienden a caminar a unos 1,4 metros por segundo (5,0 km/h; 3,1 mph; 4,6 ft/s)[1][2][3] Aunque muchas personas son capaces de caminar a velocidades superiores a los 2,5 m/s (9,0 km/h; 5,6 mph; 8,2 ft/s), especialmente en distancias cortas, suelen elegir no hacerlo[4] Los individuos encuentran incómodas las velocidades más lentas o más rápidas.
Los caballos también han demostrado distribuciones normales y estrechas de la velocidad de marcha preferida dentro de una marcha determinada, lo que sugiere que el proceso de selección de la velocidad puede seguir patrones similares en todas las especies[5] La velocidad de marcha preferida tiene importantes aplicaciones clínicas como indicador de movilidad e independencia. Por ejemplo, las personas mayores o las que padecen artrosis deben caminar más despacio. Mejorar (aumentar) la velocidad de marcha preferida de las personas es un objetivo clínico importante en estas poblaciones.
Velocidad de una persona andando online
Y con razón. Caminar se ha relacionado con una serie de beneficios para la salud, como un menor riesgo de morir prematuramente por enfermedades del corazón, derrames cerebrales, diabetes tipo 2 y cáncer de mama y de colon. También puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo.
Se nos dice que debemos caminar a un ritmo “rápido”. Así podemos cumplir las recomendaciones mínimas de ejercicio de muchas directrices sanitarias estadounidenses: 150 minutos de actividad física de “intensidad moderada” o 75 minutos de actividad física de “intensidad vigorosa” a la semana.
Pero ¿qué significa exactamente “moderada” o “vigorosa” -o incluso “enérgica”- en ese contexto? ¿Y cómo podemos saber si estamos alcanzando esos niveles de intensidad cuando caminamos, sin tener que medir el pulso y hacer cálculos matemáticos para calcular nuestra “frecuencia cardíaca objetivo”?
Un estudio publicado recientemente en el International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity ofrece algo de ayuda. Aporta nuevas pruebas de una forma sencilla y fiable de medir la intensidad del ejercicio: contar la cadencia de nuestros pasos.
Velocidad de marcha rápida
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La velocidad de marcha preferida es la velocidad a la que los seres humanos o los animales eligen caminar. Muchas personas tienden a caminar a unos 1,4 metros por segundo (5,0 km/h; 3,1 mph; 4,6 ft/s)[1][2][3] Aunque muchas personas son capaces de caminar a velocidades superiores a los 2,5 m/s (9,0 km/h; 5,6 mph; 8,2 ft/s), especialmente en distancias cortas, suelen elegir no hacerlo[4] Los individuos encuentran incómodas las velocidades más lentas o más rápidas.
Los caballos también han demostrado distribuciones normales y estrechas de la velocidad de marcha preferida dentro de una marcha determinada, lo que sugiere que el proceso de selección de la velocidad puede seguir patrones similares en todas las especies[5] La velocidad de marcha preferida tiene importantes aplicaciones clínicas como indicador de movilidad e independencia. Por ejemplo, las personas mayores o las que padecen artrosis deben caminar más despacio. Mejorar (aumentar) la velocidad de marcha preferida de las personas es un objetivo clínico importante en estas poblaciones.
Velocidad de una persona andando del momento
La marcha (también conocida como deambulación) es uno de los principales modos de locomoción terrestre entre los animales con patas. La marcha suele ser más lenta que la carrera y otras marchas. La marcha se define como un “péndulo invertido” en el que el cuerpo salta sobre la extremidad o extremidades rígidas con cada paso. Esto se aplica independientemente del número de extremidades utilizables: incluso los artrópodos, con seis, ocho o más extremidades, caminan[1].
La velocidad es otro factor que distingue la marcha de la carrera. Aunque la velocidad de la marcha puede variar enormemente en función de muchos factores, como la altura, el peso, la edad, el terreno, la superficie, la carga, la cultura, el esfuerzo y la forma física, la velocidad media de la marcha humana en los pasos de peatones es de unos 5,0 kilómetros por hora (km/h), o unos 1,4 metros por segundo (m/s), o unas 3,1 millas por hora (mph). En estudios específicos se ha comprobado que la velocidad de los peatones en los pasos de peatones oscila entre 4,51 kilómetros por hora (2,80 mph) y 4,75 kilómetros por hora (2,95 mph) en el caso de las personas mayores y entre 5,32 kilómetros por hora (3,31 mph) y 5,43 kilómetros por hora (3,37 mph) en el caso de las personas más jóvenes;[3][4] una velocidad de marcha rápida puede ser de unos 6,5 kilómetros por hora (4,0 mph)[5].